Los “mentideros políticos” están presentes siempre en cada elección y en cada gobierno, aunque nadie sabe exactamente dónde se encuentran.
Por Laura Panesso Rodas
La política en Colombia oscila entre chismes, señalamientos y discusiones. Parece que la política está relacionada con el ruido. Es importante destacar que, aunque el término “chisme” se refiere a la transmisión de noticias verdaderas o falsas, debido a la influencia política, la mayoría de las veces se interpreta como mentira, engaño o falsedad.
Quizás por esta razón, los conocidos como “mentideros políticos” están presentes en nuestro país, aunque nadie sabe exactamente dónde se encuentran. En la realidad política, desde la más ingeniosa caricatura hasta el eslogan mercantilmente asertivo, todo parece ser un chiste (o un chisme). Aunque, sin duda, existen variaciones en el caso de Colombia.


En primer lugar, es importante destacar que en Colombia el término chisme tiene una serie de interpretaciones y significados que son completamente exóticos en otros lugares. En Colombia se refiere a la propagación de una mentira, una verdad o una media verdad, así como también a la transmisión de información de manera personal o íntima con un gesto atento y cariñoso.
En realidad, hay muchas interpretaciones diferentes para el término “chisme”, que puede abarcar desde problemas de cocina en la Costa Caribe hasta “baratija” o temas relacionados con los medios de comunicación o la música. ¿Ha observado que los rumores de la vida social parecen ser constantemente divulgados como si fueran verdades absolutas, aunque, en realidad, con la intención secreta de ser interpretados como una mentira planificada? Parece que todos terminan con la frase: “(Me contaron me dijeron), pero quién sabe”.


En cambio, los chismes políticos o relacionados con los políticos suelen abarcar verdades históricas, aunque eventualmente se diluyan en la niñez del personaje o del hecho al que se refieren, como “todo fue a mis espaldas”, “yo hice una muy buena gobernación, nadie me puede señalar con el dedo, me querían joder en la Procuraduría”, entre otros chismes. En instantes, las discusiones se convierten en bromas. En Sucre, somos conscientes de los efectos sociales del chisme, ya que históricamente ha sido una forma de negociar o planificar asuntos políticos, especialmente en el ámbito local.

En el caso del chisme político en Sucre, la verdad y la mentira tienen su peso. Se dice que los Maceas no repiten la cámara y tampoco podrán aspirar al senado. Que Mario Fernández hará parte del Partido Conservador, que Pedro Paternina será candidato a la Cámara. El grupo político de Jonny Abendaño ya no le camina a Héctor Olimpo, y Gustavo Petro se encuentra en una situación de desesperación. Según Edgar Benitorevollo, no le han dado nada en San Onofre. A Héctor Olimpo se le comienzan a cerrar las puertas del Partido Liberal. Son asuntos que solo se identificarán si son ciertos o ficción cuando el tiempo transcurra y emita su veredicto.

Umberto Eco afirmó que «las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad». Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas».
Las redes sociales tienen un impacto significativo en la política, con consecuencias tanto positivas como negativas. En contraparte, pueden intensificar la desinformación y las noticias engañosas, lo que puede desorientar a los electores y alterar la verdad. Adicionalmente, las redes sociales pueden crear cámaras de eco, donde las personas solo captan información que refuerza sus creencias ya establecidas, lo que podría agudizar la polarización en la sociedad. Además, hay un peligro de manipulación por parte de actores malintencionados que intentan impactar en las elecciones y la percepción pública.

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