
Foto mezcla artística Arantxa Gómez Navarro.
Por Lichi Balmaceda Acosta.
Un espantapájaros es un ingenio o muñeco con forma de humano, generalmente hecho con ropas viejas y materiales simples, que se utiliza para ahuyentar a los pájaros de los cultivos. Su propósito principal es proteger las cosechas de las aves que podrían dañarlas al comer las semillas o los frutos. Los espantapájaros han sido utilizados en la agricultura durante siglos y pueden encontrarse en diversas culturas alrededor del mundo.
Luego de participar en un conversatorio organizado por la Facultad de Artes y Ciencias del Politécnico de Sucre con el maestro Plinio Labrambraño Flórez, en su primera faceta conocí que sus cuadros de “Espantapájaros” es una representación mítica relacionada con el fetichismo y la catarsis, reflejando odio, amor y dolor hacia sociedad. No existe una explicación científica para estos extraños fenómenos, pero la gente siempre los ha considerado como un remedio contra los males que aquejan la vida espiritual y las actividades cotidianas.
En la charla comprendí que existe un segundo aspecto que se refiere a la representación simbólica abstracta del espantapájaros, el cual ocupa un estado emocional, como alegoría en la literatura universal. De esta manera, el espantapájaros gana poder crítico sobre la naturaleza ética, político-social, ambiental y cultural del entorno; en pocas palabras, los espantapájaros nos ven, nos critican, nos aplauden si hacemos las cosas mal o por el contrario defendemos a la naturaleza y no permitimos que se le siga contaminando con matamalezas o quemando el monte.
El artista leda vida a sus espantapájaros utilizando recursos artesanales y combinando elementos simples. Los recursos actuales incluyen sombreros vueltiao, mochilas, hamacas, textiles, cerámica, orfebrería y artículos tecnológicos contemporáneos.
Siempre ha inspirado su trabajo en su infancia, cuando visitó la Mojana y vio los extensos cultivos de arroz o camino en las tierras de la Villa de San Benito, y espantó a los pericos, cotorros y pericos que revoloteaban alrededor de los cultivos con una cauchera en mano.
Es importante conocer que el artista sucreño Plinio Labrambraño Flórez, es pintor, escritor, escultor y docente. Entre sus obras destacadas están El garrochero, ubicada en el municipio de Corozal, Sucre; La fandanguera, en Sincelejo, La devanadora (en la entrada al municipio de Morroa); Toro y banderilla, (en el municipio de Sincé); El gaitero (Ovejas, Sucre); “Las brujas”, en el aeropuerto del municipio de Corozal. Todas estas obras se les agregan las pinturas que recrean al hombre del campo y su trabajo para la producción de alimentos.
Los espantapájaros de Lambraño tienen una gran influencia del surrealismo, el expresionismo, de Picasso, Miró, Diego Rivera y el arte nativo de los pueblos de América. Las pinturas que recrean a los espantapájaros son cuadros de lienzo de 70 a 120 cm de ancho.
Si hablamos de realismo mágico los cuadros te transportan al Caribe colombiano una tierra que está llena de riqueza cultural y de historias en cada esquina la cual siempre está a la espera que al quien la escuche y salga a contarla.
Es gratificante que la Facultad de Artes y Ciencias del Politécnico de Sucre se esté enfocando en promover y difundir la obra de Lambraño, quien a simple vista emana simplicidad y conocimiento. Su caminar me recuerda al viejo cuento que me contó la señora Gema en Sucre, que trataba sobre el espantapájaros. Lambraño sigue siendo un personaje firme y silencioso que nos enseña a ver más allá de las apariencias y valor.
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